Las páginas de los diarios ofrecen amplias razones para ver que las organizaciones y las corporaciones a nivel mundial enfrentan un desafío significativo en el área de la ética. Esto a pesar de un marco regulatorio de gobernanza y códigos de ética que, en teoría, deberían guiar a los gerentes para evitar prácticas no éticas.

Tales marcos están demostrando ser ineficaces, no solo porque se los ignora cotidianamente, sino porque la ética como una restricción de los negocios no funciona; los gerentes trabajarán alrededor de las restricciones o las ignorarán por completo.

La orientación del negocio privado es ser productivo y rentable en la mayor medida posible. Por lo tanto, la imposición de la ética en forma de reglas con una amenaza de castigo siempre tendrá un éxito limitado.

La ética tiene que ver con la acción y la producción de buenos resultados, y una buena ética debe inspirar una buena acción y la producción de buenos resultados. Deberíamos emitir un juicio sobre cualquier enfoque de la ética empresarial, no por si está de acuerdo con nuestras convicciones, sino por su capacidad de inspirar una acción constructiva.

Rara vez se ha reconocido a la ética como el factor clave del alto rendimiento y el éxito sostenible. En lugar de restringir, la ética y la honestidad, cuando se comprenden adecuadamente, liberarán a las personas y organizaciones para que hagan contribuciones extraordinarias a los accionistas y una variedad de stakeholders.

La mayoría de nosotros asociamos la ética con la culpa y la vergüenza y una restricción a la productividad. Tomamos atajos solo para luego pasar mucho tiempo intentando no ser descubiertos o manejar una crisis cuando se derrumba nuestra cubierta cuidadosamente diseñada.

Las empresas necesitan escapar del círculo de realizar campañas de relaciones públicas que apuntalan su imagen hasta que las personas tengan una expectativa exagerada de su desempeño ético, del cual se decepcionan cuando el próximo escándalo golpea y destruye la reputación de la compañía.

Comprender qué constituye una buena ética en su negocio comienza con establecer la contribución que la compañía busca hacer. Esto requiere que los ejecutivos exploren y definan el rol de la compañía en su esfera de influencia más amplia.

La mayoría de los gerentes solo observa a las personas y organizaciones con las que una empresa realiza transacciones directamente. Así apenas capta hasta dónde llegan los efectos de las acciones corporativas y la contribución que realmente hace o podría hacer.

Una esfera de influencia abarca a cada persona y entidad afectada por la existencia y las acciones de la organización, ya sea en su cadena de valor extendida, la comunidad en la que opera o dentro de la sociedad en la que sus propios empleados, proveedores, clientes y accionistas contribuyen.

Dentro de esa esfera de influencia, cada compañía tiene un rol, una razón para existir. Si no tiene un papel que desempeñar, no puede sostenerse por sí misma. Es necesario que exista la necesidad por su producto o servicio, un medio para satisfacer esa necesidad, y las personas que consideren beneficioso participar en ese cumplimiento. Al proporcionar el espacio para la unión de estas necesidades, recursos y compromiso, la empresa encuentra su rol específico.

Orientar a la empresa en el cumplimiento de su papel en su esfera de influencia, obviamente, incluye comprometerse con las personas y las empresas con las que trata con ese mismo espíritu. Alinear la cultura organizacional con la visión de la empresa hará que sea mucho menos probable que haya una mala conducta y la convertirá en un imán para la colaboración positiva dentro de la organización y en torno a ella.

Orientar a la empresa para que cumpla su función como motor ético no es un lujo. La falta de ética es muy costosa, sino preguntemos a los CEOs implicados en escándalos, o aquellos que pasan noches sin dormir porque saben que es solo cuestión de tiempo hasta que estén expuestos y no sepan si el precio de la negligencia ética es demasiado alto para sobrevivir.

La orientación ética no es una “responsabilidad social” adicional. El economista estadounidense Milton Friedman escribió: “Hay una y sola una responsabilidad social de las empresas: utilizar sus recursos y participar en actividades diseñadas para aumentar sus ganancias, siempre y cuando se mantenga dentro de las reglas del juego, es decir, se comprometan con la abierta y libre competencia sin engaños ni fraudes “.

Esta declaración delimita de manera restringida lo que no se puede hacer, pero no proporciona orientación para la acción ética y, como tal, colapsa la ética al salir del ámbito del negocio.

Es hora de reformular: “El único papel del negocio es definir y cumplir la contribución apropiada e inspiradora en su esfera de influencia. Ser rentable es una condición crítica para esto, ya que hace que este rol sea sostenible y le permite a la compañía cumplir con su responsabilidad hacia aquellos que han invertido su tiempo, energía y dinero en hacer esta contribución”.

Fuente: Heil, Dominik & Whittaker, Louise. “Why integrity is key to high performance and lasting success”. BusinessLive.
https://www.businesslive.co.za/bd/opinion/2018-04-12-why-integrity-is-key-to-high-performance-and-lasting-success/